La Transición contada a nuestros padres
«La Transición contada a nuestros padres»
de Juan Carlos Monedero
Publicado por José Enrique Alonso Velasco Cordinador del Área de Juventud de IU Burgos.
Entrevista: (producida por los compañeros de Burgos Dijital)
Charla:
El pasado viernes, día 11 de mayo, Juan Carlos Monedero (catedrático de Ciencias Políticas y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, así como Director del Departamento de Gobierno, Políticas Públicas y Ciudadanía Global del Instituto Complutense de Estudios Internacionales) nos deleitó con una de sus charlas, en la cual presentó su nuevo libro «La Transición contada a nuestros padres«, organizada por Izquierda Unida y su Área de Juventud en Burgos. Durante más de tres horas expuso los entresijos de la Transición y la importancia actual del 15-M, donde la gente se lanzó a preguntar durante un largo rato para luego pasar a la firma de libros.
Desgranando la Transición, dejó claro que el relato de la misma fue autocomplaciente, idílico y épico que narra bondades que no fueron tales. Mirando la democracia española desde otra perspectiva, como Juan Carlos Monedero pudo hacer durante su época de estudios en Alemania o su periodo como asesor de Hugo Chávez en Venezuela, se nota que no está a la altura de las democracias de su entorno. El profesor Monedero intentó ver los orígenes de esta democracia de baja intensidad, aunque no encontraba dónde mirar porque aquí no se habla de franquismo ni de la República… Fue entonces cuando tuvo necesidad de rastrear dónde fue hurtado este relato.
Hubo pretendidas bondades de aquel periodo que no fueron tales: las virtudes republicanas clásicas de respeto a lo público, la palabra dada, de hacer un programa electoral que tenga fuerza de contrato con la ciudadanía, de la intolerancia frente a la corrupción,… En aquella época se hablaba mucho de reconciliación, aunque realmente fue un fraude. Los que interrumpieron la normalidad democrática con el golpe de Estado en 1.936 (los ganadores, que ayudaron y fueron ayudados por Hitler), celebraron desde el primer año «la victoria» sobre la «antiEspaña«, los rojos, los marxistas y los ateos. No obstante, siendo Fraga ministro dieron un giro, celebraron los 25 años de paz y comenzaron a construir una idea que era fundamental para el nuevo sistema: cambiar el relato de lo que ocurrió diciendo, no que se machacó a los rojos, sino que aquello fue fruto de un tiempo oscuro donde todos éramos responsables y que, gracias al Caudillo, se superó. Este relato mentiroso se vio reforzado cuando en la Transición, en vez de hablar de franquistas y antifranquistas, se hablaba de «búnker» y «reformistas«.
Esto ocurrió porque, si se hubiera hablado de los franquistas, en ese grupo habría que haber incluido a Suárez, Martín Villa o el propio Rey, mientras que en de los antifranquistas los que lucharon por acabar con la dictadura. En cambio, al hablar de inmovilistas y reformistas, a todos estos les pusieron como reformistas junto como las personas que estuvieron en la cárcel o exiliadas. Esa trampa permitió lo que consideró que es uno de los principales problemas de nuestro país y es que España durante muchos años fue el único país de Europa donde se podía ser demócrata sin ser antifascista.
Durante esta época, la izquierda tuvo que hacer muchas más concesiones que la derecha. La Ley de Amnistía dejó libres a presos que querían defender la democracia pero, al mismo tiempo, sirvió de ley «de punto y final« para quienes sometieron a este país a una dictadura militar durante más de cuatro décadas.Otra de las grandes mentiras de la Transición es el supuerto «harakiri» que se hicieron las Cortes Franquistas porque a todos se les acabó colocando. El propio Suárez, cuando justifica la existencia del Senado, dice que «a ver, si no dónde coloco a tantos como tengo que colocar«. Y no sólo esta puede ser una de las razones por las cuales ahora se cuestione la existencia de esta institución. Cuando se dieron los últimos «tropezones reales«, alguien ha querido defender la figura de Juan Carlos I lo ha hecho aludiendo a aquellos años y a su papel como defensor de la democracia… El relato sobre el Rey es otro gran fraude de nuestra democracia.
Esa persona que se presenta como defensor de los valores de la familia cristiana es un tipo que vive en concubinato, se presenta como afable personaje y tiene como deporte asesinar animales (el último episodio ocurrió al reventar la cabeza a la madre de Dumbo en Botswana), es un lobbysta bien conocido por hacer de intermediario (y cobrar por ello) en negocios de diferente tipo (sobre todo en países árabes), es un personaje siniestro que organizó el golpe de Estado el 23-F…
Y esto no sólo lo dice Juan Carlos Monedero, sino que lo han dicho ya prácticamente todos los libros y análisis con motivo del aniversario. Han dejado claro que estaba detrás de lo que fue la articulación del 23-F, que se tuerce cuando el Gobierno de concentración nacional dirigido por Armada no es aceptado por un personaje secundario como Tejero y otros menos secundarios como Millans del Boch. No obstante, la imagen del monarca llega a la mayoría de la ciudadanía con una buenísima consideración. El profesor Monedero dedica en su libro un capítulo titulado «23-F, el golpe que triunfó» porque todos los objetivos que se buscaban acabaron consiguiéndose: que España entrara en la OTAN, dedicar partidas presupuestarias a modernizar el Ejército, obligar a un pacto entre sindicatos y patronal, frenar el desarrollo autonómico, frenar la exhumación de fosas de los asesinados por el franquismo y, sobre todo, conceder al Rey un papel que no había tenido hasta entonces. El monarca ya había estado probando diferentes medidas para garantizar su permanencia como Rey, primero con Arias Navarro (que no le funcionó), luego con Suárez (que tampoco le funcionó y por eso colaboró en su hundimiento),… El Rey es el personaje que sostiene los falsos consensos de la Transición.
En cuanto al 15-M, el profesor Monedero afirma que es la expresión del fin de estos falsos consensos de la Transición, lo cual hace que nuestra democracia no pueda ponerse en pie. Esos consensos han sido dinamitados por el 15-M, que es un estado de ánimo y una bocanada de aire fresco que ha roto con la parálisis de nuestra democracia. El 15-M no es una respuesta, sino que es una pregunta sobre las insuficiencias de la democracia y la economía, de los banqueros y empresarios que las gestionan,… Su siguiente paso es convertirse, poco a poco, en la respuesta. Otro de sus aciertos esenciales es que, a diferencia de lo que fue la Transición (un relato de héroes), el 15-M es un relato de pueblos.