Burgos Ciudad

La crisis del régimen español de la transición

Es una evidencia que el régimen construido a partir de 1975 con la muerte del dictador Francisco Franco y que dura hasta nuestros días (conocido como «La Transición») ha entrado en una crisis profunda.

A la manera de la restauración borbónica de 1874 diseñada por Cánovas del Castillo para coronar a Alfonso XII, en 1978 los poderes económicos y políticos del franquismo (los vencedores de la guerra civil y sus herederos) echaron a andar una nueva restauración borbónica con Juan Carlos I como Jefe del Estado, cuya ideología sería el neoliberalismo y que por supuesto no modificaba las estructuras de poder asentadas en España desde el feudalismo.
Lo que hemos vivido desde entonces y se hace duramente palpable ahora es la acumulación de las políticas neoliberales de nuestra oligarquía y a raíz de la entrada en la Unión Europea, de la europea (alemana y francesa sobre todo). Estas políticas tenían/tienen varias puntas de lanza.
  • 1. En lo económico liberalización económica, adelgazamiento del Estado lo que impide la mínima regulación por ejemplo de los flujos especulativos, eliminación del sector industrial pesado (astilleros, altos hornos…), privatizaciones, cesión de los sectores estratégicos a manos de multinacionales -no siempre españolas-, etc. Con lo que básicamente el tejido productivo español ha quedado centrado en el turismo, la agricultura de invernadero y la construcción y en lo financiero a la mera especulación. Y como corolario la entrada en la UE y la adhesión al Euro (Maastrich), eliminando los bancos centrales, convirtiendo nuestra deuda en un juguete de los mercados y en la prioridad del estado en contra de todo lo demás -la guillotina de lo social-.
  • 2. En lo social unos grandes emporios informativos inoculando la ideología del denominado discurso único y lo políticamente correcto, recorte de los derechos adquiridos en los años finales de la dictadura y los primeros de la monarquía parlamentaria, incremento de las desigualdades, estabilización de la tasa de pobreza en torno al 20%, a la par que la sociedad se nutría culturalmente del consumismo y por tanto del individualismo o la insolidaridad y en una última fase, muy ligada al crecimiento de la burbuja inmobiliaria en un estilo de vida cuya fase vital nutrida de las hipotecas era casa-trabajo-casa-televisión-revistas del corazón-centro comercial y fútbol los fines de semana, con lo que era muy sencillo hacer hegemónico en la sociedad aquella frase que creo de Marx que dice «los valores dominantes son los valores de la clase dominante», lo que hacía casi imposible que nadie militara en movimientos sociales o estuviese afiliado a un partido político y evidentemente generar conciencia política en una población que no eran más que meros consumidores.
  • 3. En lo político-institucional un turnismo entre dos opciones políticas que se puede simplificar definiendo como «democracia de supermercado», en la que la propia lógica del sistema hace rehén a ambas formaciones de sus supuestos de los que jamás se van a salir. (Ni el PP ni el PSOE han defendido jamás nada que no fuese neoliberalismo y por tanto una política fiscal diferenciada, por no hablar de la cultural o la energética). Por tanto la crisis de régimen es también la crisis del bipartidismo.
  • 4. En lo laboral desregularización del mercado laboral (precariedad y paro) y unos sindicatos de los que se extirpó a sus elementos con más conciencia de clase dejándolos como meras oficinas burócraticas, no confrontando salvo en ataques muy agresivos de nuestros derechos, y de los que el pacto social es el ejemplo más claro.

Hay que añadir a estos ingredientes que las clases trabajadoras han ido perdiendo poder adquisitivo sobre todo a raíz de la entrada en el Euro y como el único modo de hacernos tangibles los valores que nos inculcaban era endeudarnos nos endeudamos, nos lanzamos a ello con denuedo porque para eso nos educaban cada día. Llegó un momento en que el nivel de endeudamiento llegó a un punto crítico. Junto a ello unas administraciones que en lugar de generar un modelo económico alternativo con más valor añadido en la economía o tratar de parar la burbuja inmobiliaria se negaron a intervenir, porque tampoco podían hacerlo, dado que el poder lo ostentaba/ostenta la oligarquía que es la que diseña las políticas económicas, con el poder civil en mínimos ha sido imposible contrarrestarlas, influido como estaba de la cultura mayoritaria de las hipotecas. A la vista está y así seguimos.
Finalmente en 2007 todo estalla, la crisis económica no es más que la constatación de la crisis del régimen de la transición y su modelo, que mientras hubo cierta bonanza económica (aunque era falsa porque se basaba en el endeudamiento) pudo reproducirse políticamente. Esto se puede visualizar claramente en la desafección ciudadana a lo que era uno de los pilares del régimen el bipartidismo, en su intención de voto más baja de la serie, y donde la abstención roza el 50%.
Si las cosas continúan por esta senda, y tiene visos de hacerlo, España se va a convertir en una nación subdesarrollada donde se calcula (en datos de Intermon-Oxfam) que el índice de pobreza alcance el 40% en diez años. Para enfrentar esta situación la mayoría social de la nación debe adquirir conciencia política y por tanto articularse para disputarle el poder a la oligarquía que está poniendo las bases de su modelo socioeconómico para al menos los próximos 20-30 años. En palabras de Don Julio Anguita «o ellos o nosotros. O los de los recortes, Maastrich y el Euro o los recortados…»
Fuente: http://politica.diariosdeunmaldito.com/

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