elecciones europeas

¡Hay que echarles!.

Fuent: Área de Juventud de IU.

Desde 2009, el 90% de los más de 5 millones de paradas y parados que se han creado en nuestro país son personas menores de 35 años, lo que supone una clara muestra de que somos las y los jóvenes uno de los grupos sociales a quienes más castiga esta crisis. Con este dato, no nos extraña la cifra escandalosa de un 57% de paro juvenil que nos convierte en el segundo país del mundo con la mayor tasa, sólo por detrás de Grecia, otro país también empobrecido por la Troika. Esta dinámica no está alejada de lo que ocurre en el resto de Europa, con una tasa de desempleo juvenil del 25% de media y que se agrava sobretodo en los países del sur (como Portugal con un 42%, Italia con un 38% o Grecia con un 59%), pero también en el norte cuyas cifras de desempleo juvenil están maquilladas por contratos basuras o por los conocidos como “minijobs” (que en el caso de Alemania en 2012 alcanzaban los 8 millones de contratos temporales de 400 euros al mes, exentos de cotizaciones e impuestos y donde casi el 10% del conjunto de las y los trabajadores es “working poor”). Pero no sólo se nos excluye cuando llega una crisis económica. También en los años de burbuja económica hemos tenido una situación estructural de precariedad y temporalidad (en el Estado español el porcentaje de contratos temporales juveniles nunca ha bajado del 60% del total).

Existe claramente (haya crisis o no) unas condiciones estructurales que evidencian que las y los jóvenes cada vez tengamos peores condiciones de vida y que son consecuencia del modelo de desarrollo del capitalismo europeo, de la construcción de la Unión Europea del capital bajo tratados como el de Maastricht. Porque no se ha conseguido consolidar un modelo económico con un fuerte crecimiento y generador de empleo digno que absorbiese la cantidad de trabajadores y trabajadoras jóvenes que salían al mercado laboral. Se apostó sin embargo, por un modelo especulativo, sobretodo en nuestro país, basado en el endeudamiento dentro de la Europa del euro gobernada bajo los intereses de la gran Banca y las grandes multinacionales. Donde el modelo educativo se reconfiguró en base a un modelo productivo de la burbuja y el ladrillo al que le sobraban universitarias y universitarios. Tan rápido como se generó empleo precario se ha destruido ahora. Y sin duda somos, nosotras y nosotros, las que estamos pagando las consecuencias, somos las generaciones mejor formadas y más preparadas en la historia de nuestros países, y sin embargo somos las generaciones del paro, la precariedad y ahora el exilio económico.

Por eso resulta irónico ver cómo desde las Instituciones estatales y europeas se dice que se apuesta por apoyar a la juventud. Un ejemplo de ello, son los 6.000 millones de euros del presupuesto europeo para fomentar el empleo juvenil durante los próximos 4 años y que llegarán en 2014 que son una miseria si los comparamos con las ayudas y avales que desde los Estados se han dado a la Banca privada (en el caso español se calcula que unos 500.000 millones desde que comenzó la crisis) una banca que a la vez especulaba con la deuda soberana de esos mismos Estados y que no hacía llegar el crédito ni a las empresas ni a las familias mientras declaraba beneficios multimillonarios. Socializan las pérdidas de la Banca a costa de hipotecar nuestro futuro. Hablar de generar empleo juvenil o de mejorar las condiciones que tenemos la juventud dentro del actual marco europeo es imposible, sólo se podrá lograr temporalmente con otra burbuja que nos lleve a una situación si cabe peor y más mientras tengamos que pagar una deuda ilegítima que hace que no haya recursos para invertirlos en cubrir nuestras necesidades básicas.

Por ello, toca hablar necesariamente de ruptura con el actual marco europeo, de un proyecto transformador liderado por los pueblos y no por los capitales. Un proyecto que necesariamente será encabezado por nosotras y nosotros, las y los jóvenes, en la lucha por un futuro digno, y que Izquierda Unida en el Estado Español quiere llevar a cabo.

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