Burgos Ciudad

En Burgos se continúa con la frivolidad y la mala gestión en el transporte urbano.

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El Servicio de Movilidad y Transportes de Burgos tuvo el pasado año 13,6 millones de euros de gastos, unos ingresos de 6,1 millones y, por tanto un déficit de 7,5 millones. La tasa de cobertura se sitúa en el 39 % (5,3 millones de los ingresos proceden de los billetes).

Los datos son ligeramente mejores que los de 2012, cuando hubo un mayor déficit y una menor tasa de cobertura. Sin embargo, en aquel año hubo dos incrementos notables de las tarifas, por lo que aumentaron los ingresos.

La reducción en el número de usuarios y el incremento de costes han llevado a que el coste por usuario haya pasado de 0,69 euros en 2006, antes de la implantación del rénting, a 0,93 € al comienzo de este mandato y a 1,06 € en 2013. Desde la entrada de Lacalle en la Alcaldía, el coste por usuario ha subido en un 14 %.

Los costes en personal apenas han variado en los últimos ejercicios. Hay que señalar que está previsto que el contrato alquiler y mantenimiento de los diez nuevos autobuses supondrá un incremento de 200.000 euros al año en gasto corriente, según la propia Gerencia del SMYT.

El nuevo renting, contrariamente a lo expresado por el Alcalde, no solucionará los problemas del servicio. Supondrá un compromiso de gasto para los próximos Equipos de Gobierno, una hipoteca hasta el año 2028.

De hecho, los autobuses que se van a retirar están dando muestra de una gran capacidad de trabajo, operando en las líneas más duras con un número de incidencias bajo y un reducido mantenimiento. Este rendimiento no lo ofrece el resto de la flota, ni los Iveco de Gas Natural ni los Mercedes del actual renting.

En este sentido persiste cierta frivolidad a la hora de tratar el asunto de la flota por parte del Partido Popular. El Alcalde Lacalle se planteó adquirir unos Mercedes Capacity, unos autobuses articulados de 20 metros, para la línea del Bulevar. Una inversión incomprensible en las circunstancias del servicio y para una ruta cuya demanda no requiere esa capacidad.

Por otro lado, el PP planteó en su programa la edad máxima de la flota en 10 años. Muy probablemente era una medida que sabían que no podrían cumplir. En otros países europeos no se tiene esta obsesión por la edad de los autobuses y ello no impide ofrecer un muy buen servicio.

En el periodo 2015-2019 se presenta un gran reto para la viabilidad del actual modo de gestión del transporte urbano de Burgos. Será necesario ser realistas, trata a los ciudadanos con madurez y encarar de forma responsable la devolución de los autobuses alquilados.

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