El 8M desde hace un año, es una fecha cargada de polémica y este año no podía ser menos.
El Colegio de Médicos de Burgos, solo se pronuncia sobre las movilizaciones feministas, otras movilizaciones por lo visto no contagian.
El Colegio de Médicos de Burgos, no se ha pronunciado sobre otras movilizaciones como la organizada por la escuela concertada.
Nos encontramos con un escenario extraño, muchos meses de pandemia, de crisis, en los que, una vez más, las mujeres somos las que más hemos perdido.
Hemos perdido porque la vuelta a casa, con o sin trabajo, supone para nosotras una responsabilidad añadida, pues somos las que nos encargamos de cuidar y sostener a todas las personas que nos rodean. A muchas les ha tocado teletrabajar y nos hemos dado cuenta de la distribución desigual de los tiempos entre mujeres y hombres. Muchas otras no han podido acogerse a ERTES porque su trabajo nunca ha estado reconocido al estar en condiciones precarias. Otras se han visto obligadas a convivir 24 horas con su maltratador. Nos exigen responsabilidad sin darse cuenta de que somos las primeras interesadas en que esto acabe.
A raíz de esta exigencia de responsabilidad dirigida, única y exclusivamente, al movimiento feminista hay que plantearse si detrás hay un criterio puramente sanitario o algo más. Desde luego lo que hay es una doble vara de medir.
Todo el mundo tenemos en la cabeza diferentes movilizaciones que se han ido dando a lo largo del año, sin mayores incidentes y con los reproches justos.
Algunas realmente han atentado contra la salud pública, como la convocada por negacionistas, celebrada en el mismo Madrid en el que ahora no se puede salir. Allí pudimos ver cantidad de personas sin mascarilla, sin respetar espacios, dándose abrazos y besos. Pero no se prohibió su celebración.
Tampoco vimos organismos, como el Colegio de Médicos de Burgos, oponerse a otras movilizaciones como la organizada por la escuela concertada. Sin embargo, sí han decidido pronunciarse sobre esta fecha. Muestran su preocupación y apelan a que el personal sanitario lleva meses luchando sin descanso. Y es verdad, pero quizás habría que poner el foco en quien recorta en personal, en quien ha privatizado hasta que la sanidad pública se ha visto sin medios, y no en la ciudadanía.
Por todo esto, entendemos que parte del movimiento feminista haya querido volver a salir a las calles para reivindicar todo lo que aún queda por conseguir y entendemos también a otra parte del feminismo que lo hará a través de otros medios. Porque este año atípico no va a callar la lucha de las mujeres.