Declaración por la no reapertura de la Central nuclear de Garoña
La central nuclear de Garoña se inauguró en el año 1971. Es en la actualidad la central más antigua del parque nuclear español. Se trata de una central que ha cumplido ya los 40 años de vida, y que le ha llegado el momento de ser desmantelada. Desde el punto de vista energético es innecesaria como demuestra el hecho de que durante su cierre no ha habido ningún problema de abastecimiento energético. Esta central presenta graves déficits de seguridad, y es gemela al reactor número 1 de la central japonesa de Fukushima, tristemente famosa por protagonizar un grave accidente nuclear. A pesar de llevar cerrada más de dos años, el gobierno del Partido Popular y la empresa propietaria (NUCLENOR) están dando pasos para ponerla en marcha nuevamente, anteponiendo con ello el interés económico en el corto plazo, a la seguridad de los ciudadanos y del medio ambiente. El gobierno está utilizando el caso de la nuclear de Garoña para avanzar en su agenda de alargar la vida de las centrales nucleares hasta 60 años. Por ello plantea alargar 17 años más la vida de Garoña, hasta completar esos 60 años. Reclamamos que el actual proceso puesto en marcha por el gobierno del PP para reabrir Garoña no presuponga la adopción de decisiones irreversibles desde el punto de vista económico, que supongan un coste a los ciudadanos en el futuro, si la central no se reabre. Consideramos que nunca debe volver ponerse en marcha la central nuclear de Garoña. Por ello nos comprometemos a no reabrirla, tan pronto las circunstancias legislativas lo permitan, y abogamos por un nuevo modelo energético que deje atrás la energía nuclear, tras un período de transición hacia ese nuevo modelo energético. El cierre de la central de Garoña debe ir acompañado de un plan de reactivación económica de la zona que será efectivo y dinamizará la actividad de la comarca alrededor de alternativas productivas, sostenibles, limpias y seguras, incrementando la competitividad de la economía local y mejorando las condiciones sociolaborales de aquellos ciudadanos que se vean directa o indirectamente afectados por esta decisión. El desmantelamiento de la central nuclear contará con un calendario no inferior a 7 años, tiempo más que suficiente para desplegar el plan de reactivación de la zona al 100%.