«Chipre y una Unión Europea que somos todos»
Pedro Mª De Palacio, Coordinador Provincial de IU Burgos y Secretario General del PCCyL
Una frase ya habitual en las manifestaciones contra las políticas de la Troika y los capataces del capital es la de No es un rescate, es un saqueo. Un saqueo de los de arriba a los de abajo, que son los que pagan las consecuencias de una crisis que es la manifestación de un cambio de época (La crisis del esquema de poder nacido de la II Guerra Mundial y la posterior caída de la URSS), con mecanismos y organigramas aplicados hasta ahora en los países del denominado “Tercer Mundo” pero aplicados ahora en la vieja Europa.
Con el matiz de que la Unión Europea como un todo siempre fue una ficción, y como un gran andamiaje al servicio de los grandes polos de capital europeo fue siempre la realidad. Sin embargo desde un punto de vista legal, político y económico esa UE somos todos, por mucho que Europa sea o no otra cosa, y esa es la polémica realidad que tenemos enfrente. Y cuando esa realidad es un monstruo, lo de Chipre no debe extrañarnos.
El fundamento de la cuestión está en el hecho de que las instituciones financieras de la UE para la unión bancaria son mecanismos de socialización de las deudas financieras privadas y de su conversión en deudas soberanas. La cuestión consecuente es que a nadie le puede extrañar esto, porque la UE siempre fue la construcción de un andamiaje no democrático construido en coherencia a los intereses de los grandes polos de acumulación de capital, con organismos gestores no democráticos cuya existencia es paralela a una legislación que desdemocratiza las instituciones y las sociedades (el grado de democráticas que fuesen) que acoge bajo su paraguas, y por supuesto con una legislación económica cuyo objetivo es acabar con el estado social, con el euro y la política monetaria como un instrumento central de dicha realidad.
Todo esto es un proceso histórico del que España es partícipe. Los conservadores y socialdemócratas europeos crearon esa UE como superestructura de los grandes polos de capital europeo en el contexto de la ofensiva neoliberal y en concreto en la Europa de la puesta en escena de nuevo de Alemania como potencia continental, y esto explica por qué el “rescate a Chipre” tiene como un objetivo garantizar que los acreedores internacionales podrán seguir recibiendo su dinero por las deudas contraídas por los bancos chipriotas. La política de la troika es que los bancos fundamentalmente alemanes, franceses y los fondos de inversión de EEUU cobren el dinero prestado a la banca chipriota, y en paralelo diseñar un nuevo mapa geopolítico, en el que el sur de Europa es expulsado de lo que hemos llamado “primer mundo” para entrar en una larga senda hacia el subdesarrollo.
De todo esto hay que ir socializando información, generando debates y buscando alternativas internacionales para la construcción de un nuevo campo político en nuestros países desde la mayorías sociales, por la soberanía nacional (ciudadanía) y por la democratización de nuestra realidad social y económica. Si se es partícipe de la UE tal y como la han construido los conservadores y socialdemócratas europeos es incoherente quejarse o protestar por lo ocurrido esta semana en Chipre, para oponerse y tener legitimidad hay que oponerse a dicha estructura, denunciar a sus constructores y reproductores, y estar dispuestos a levantar una bandera política y programática que implicará romper con ella en su actual concepción sin medias tintas ni argumentos justificadores para curarnos en conciencia pero al final seguir alimentando el rodillo histórico de los que no quieren que las mayorías sociales vivan dignamente y sobretodo puedan decidir su destino.