Burgos Ciudad

Autobuses urbanos pierde un millón de usuarios en dos años y el PP lo celebra.

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En algo menos de dos años el transporte urbano de nuestra ciudad ha perdido algo más de un millón de usuarios. Circunstancias que pone en riesgo a nuestra redes de transporte público, y que entendenmos que es una buena noticia para el PP al seguir avanzando en su plan de privatizar despues del 2015.

Los datos de usuarios del transporte urbano de Burgos obligan a reflexionar sobre el modo de gestión. Es necesario que haya un impulso político de la movilidad y el transporte urbano, en contraste con la falta de iniciativa del Equipo de Gobierno.

En 2013 el transporte urbano de Burgos tuvo 12.733.006 usuarios, un 4,82% menos que en 2012. En dos años, ha habido una disminución del 9 %. Son unos datos negativos.

Cuando se presentó el proyecto de Presupuestos Municipales, se explicó desde Izquierda Unida que la previsión de incremento de ingresos tarifarios era poco realista, y estos datos confirman esa postura.

Todas las líneas perdieron usuarios en el año 2012, salvo la 7 (Barrio del Pilar – G2 – Hospital Universitario), 12 (Barriada Yagüe – G2 – Hospital Universitario), 21 (Plaza de España – Cortes) y 22 (Bulevar- Hospital Universitario). En los dos primeros casos, es un resultado positivo que ya comenzó en 2012 y se explica porque anteriormente eran itinerarios a una zona con poca demanda (G-2) y desde 2012 hacen servicio al Hospital.

Respecto a la línea 22, del Bulevar, hay que recordar que se implantó en abril de 2012 y que su actual configuración de recorrido y frecuencia comenzó en octubre de dicho año. Por tanto, 2013 ha sido el primer año completo de funcionamiento de dicha línea.

En cualquier caso, la línea 22 ofrece un buen resultado. Puede ser un indicativo de que las necesidades de movilidad de los usuarios pasan por recorridos entre los principales barrios y los grandes puntos de atracción de viajes sin pasar por el Centro. De hecho, en 2013 el número de trasbordos gratuitos se redujo en un 11 %, superior a la disminución global de viajeros.

Es difícil determinar las causas de las fluctuaciones del uso del transporte público. Afectan diferentes factores endógenos y exógenos, incluso la meteorología. Nos encontramos en una situación económica difícil, con unos índices importantes de paro. La demanda de movilidad en general ha disminuido, como prueba el hecho de que la circulación ha descendido entorno a un 17 %.

Ante unas circunstancias socioeconómicas difíciles para una parte de la población, habría que plantearse el establecimiento de un bono social para personas desempleadas.

Una lectura en profundidad de los datos nos indica que la demanda ha fluctuado entre los 12 y 14 millones de usuarios (sin superar esa cifra), en los últimos veinte años. Sin embargo, en estos veinte años, el número de kilómetros recorridos se ha incrementado en un 78 %. Tenemos la misma demanda, pero repartida en más líneas y autobuses.

En estas circunstancias, el superar estas cifras parece difícil. En otras ciudades hay problemas similares debido a la crisis y el desempleo. Por otro lado, se sabe que un incremento de la oferta en transporte público lleva a un incremento de la demanda, pero en menor proporción.

De todos modos, no se debe caer en la resignación. Al contrario, hay que intentar mejorar los resultados. Por ello hay que emprender medidas que lleven al fomento del transporte público y a reducir el uso del automóvil privado. Un buen ejemplo en este aspecto, con un coste muy reducido, serían los carriles bus.

Por otro lado, sería interesante analizar las líneas y mejorarlas. En primer lugar, simplificando la red, lo que la haría más fácil de comprender para los usuarios ocasionales. Hay algunos casos en que se podría fusionar líneas y hacer una red más sencilla.

También sería interesante estudiar recorridos que conecten puntos de interés sin pasar por el Centro. Las líneas radiales o diametrales (que pasan por el Centro), seguirían siendo el grueso de la red, pero coexistirían con itinerarios más periféricos. Como ya se ha dicho, el buen resultado de la línea del Bulevar puede indicarnos una demanda que habría que atender.

Un buen ejemplo sería un itinerario por la Ronda Interior Norte, que uniera los barrios de Vistalegre y Fuentecillas con el Hospital Universitario y el Campus de San Amaro. Permitiría conectar el barrio de Fuentecillas con el Hospital en unos 10 minutos, frente a los 30 actuales (con trasbordo); o Vistalegre con el Campus en unos 20 minutos, en lugar de los 35 actuales. Lógicamente, se debería contar primero con la opinión de los técnicos.

Como se ha explicado, la demanda se reparte entre más líneas y vehículos. De hecho, algunas de las líneas que utilizan todos los días autobuses articulados presentan unas tasas de ocupación inferiores a la media, siendo especialmente significativo el caso de la línea 6 (Plaza de España – García Rámila), y en menor medida, la 1 (Avenida del Arlanzón – Gamonal) y 19 (Plaza de España – Polígono Docente – Villímar).

Un Mercedes Citaro articulado consume veinte litros de combustible cada cien kilómetros más que uno estándar; todo ello de acuerdo con los datos oficiales del SAMYT de 2009. Por tanto, habría que estudiar si el uso de los autobuses articulados es eficiente, y en su caso, realizar esos viajes con vehículos estándar.

De igual manera, sería oportuno estudiar la posibilidad de incorporar autobuses de nueve o diez metros de longitud (midibuses), que se adaptarían mejor a las líneas con baja tasa de ocupación, además de suponer un ahorro de combustible. Es algo que habría que estudiar ante la eventual incorporación de nuevos autobuses.

Por último, la EMT de Madrid continúa el proceso de reforma de sus autobuses, para prolongar su vida útil. Es una actuación que comenzó recientemente con unos vehículos articulados y que ahora se aplicará a más de cien autobuses estándar. Esta medida puede ser una muestra de un cambio de tendencia hacia una gestión más eficiente del transporte público.

En resumen, los datos de uso del transporte urbano son negativos, no sólo en el marco de la crisis, sino en una perspectiva más amplia. Aunque mejorarlos será difícil, es necesario estudiar la oferta para tratar de adaptarla mejor a las necesidades de los usuarios.

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