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25-M: Un punto de no retorno.

Ser útil a nuestro pueblo, al conjunto del pueblo trabajador, consiste hoy en maximizar las posibilidades de construir una democracia digna 

El mundo que vivimos no volverá a existir, y la posibilidad de construir una España basada en un acuerdo entre élites económicas y la mayoría social pasaron a la historia

David Campo
Miembro del CPR de IU-CM

Hugo Martínez Abarca
Miembro del CPF de IU

Pedro De Palacio
Miembro del CPF de IU. Coordinador Provincial de IU Burgos.

 

Lo fundamental para construir un campo político de unidad popular en España es partir de que estamos en un cambio de época, no en una época de cambios. La crisis económica que vivimos es la máxima manifestación de la crisis de la estructura de poder económico, político y geopolítico nacida de la II Guerra Mundial y la desaparición de la URSS.

Goldman Sachs elaboró un profundo estudio de esta realidad cambiante para clarificar la estrategia a seguir por parte de las élites económicas de este bloque de poder. El estudio indica que para la década 2030-2040 el bloque EEUU, UE y Japón producirá el 40% del PIB mundial y el resto del mundo el 60% restante. Solamente China, Rusia, India y Brasil aportarán 50 billones de dólares, cifra cercana a lo que aportará “Occidente” (56 billones). Una transformación absoluta en la división internacional del trabajo, la producción y el consumo. Sobre España el estudio indica que si en el 2007 representaba el 3% de la economía mundial para dicha década pasará a representar el 1%. El proceso de empobrecimiento al que nos someten nuestras élites económicas a la mayoría social, la transformación de nuestra institucionalidad, el objetivo de acabar con las conquistas históricas del movimiento obrero y con los espacios democráticos conquistados tiene su fundamento en este cambio de época. El mundo que vivimos no volverá a existir, y la posibilidad de construir una España basada en un acuerdo entre élites económicas y la mayoría social pasaron a la historia salvo que dicho acuerdo no se base en un empobrecimiento generalizado de los de abajo y en la inexistencia de poderes democráticos.

Esta regresión económica ha generado la consecuente crisis política e institucional germinando una evidente crisis de régimen. En su análisis de las elecciones del 25M Esperanza Aguirre situaba bien el eje de conflicto político que queda definitivamente dibujado: los constitucionalistas, gravemente heridos (PP y PSOE) y “los partidos anticonstitución, abiertamente republicanos como IU y Podemos, o los separatistas, suman nada menos que el 38 por ciento de los votos. A mí me parece enormemente preocupante“. Y es que, efectivamente, el 25M trajo a las urnas la crisis del régimen del 78 que Aguirre situaba, con cierto tino, en Corona, Bipartidismo y Unidad de la Patria. Es comprensible que a Esperanza Aguirre le resulte enormemente preocupante de la misma forma que a nosotros nos parece un avance enormemente ilusionante.

Esta reconfiguración de la escena política, que acaba de empezar, supone que los partidos cortesanos ya no oculten que el enfrentamiento no es entre ellos sino de ellos contra quien amenace el statu quo. Hemos caracterizado con acierto el bipartidismo como un montaje político en el que dos actores simulaban un enfrentamiento atroz entre quienes realmente compartían en la práctica lo esencial. Si la preocupación de Esperanza Aguirre se consolida el nuevo escenario (que estamos viendo estos días en los medios) es entre dos bloques, el de lo que Aguirre llama partidos constitucionalistas y el de los partidos anticonstitución o republicanos: el enfrentamiento entre quienes pretenden sostener un régimen en descomposición o reformarlo para mantener el dominio oligárquico durante unas décadas más y quienes pretendemos construir unas instituciones democráticas que construyan el poder para el pueblo.

El nuevo mapa político que se abre al menos durante el ciclo de las municipales, autonómicas y generales es una novedad muy positiva para las fuerzas políticas que abogamos por la ruptura democrática. Tenemos un pueblo movilizado desde hace tres años y por fin ello se corresponde con un electorado en el que aún son demasiado fuertes los partidos cortesanos pero son mucho más débiles de lo que esperábamos y aparece como evidente que existen otras posibilidades que no son la mera alternancia entre PP y PSOE.

En esta situación hay que actuar con la máxima audacia, inteligencia y celeridad. Quien se siente a esperar pasar el cadáver del bipartidismo le dará aliento al mismo o, en el mejor de los casos, lo que verá es cómo son otros quienes lo entierran. Izquierda Unida es un instrumento para la defensa de los derechos del pueblo trabajador. Nunca desde su creación en 1986 estuvo nuestro pueblo tan machacado como hoy. Pero también por primera vez nos encontramos con la mayor debilidad del sostén político del saqueo, el bipartidismo, desde la fundación de Izquierda Unida. Venimos desde hace tiempo analizando correctamente la necesidad de constituir un bloque político y social para responder al saqueo: las elecciones del 25M y el ciclo electoral de 2015 hacen más posible y urgente que nunca llevar a la práctica tal análisis aprobado reiteradamente por los órganos de IU.

Estas elecciones no sólo han materalizado en nuestro país la crisis electoral de los dos grandes partidos que hacen de mayordomos de las élites económicas en la España de la Europa neoliberal, en la Europa Alemana y a la vez una Europa cada vez más subordinada a EEUU, en la que España no es más que una simple colonia de esta estructura de poder. Siendo esto importantísimo y determinante, para la mayoría social lo determinante es que las dos candidaturas de unidad popular a nivel de país (IU y Podemos) han obtenido el 18% de los votos, lo que potenciando las luchas sociales y desarrollando proceso de convergencia político-social es la base sobre la que disputar a las élites económicas y sus mayordomos el poder en nuestro país.

Ser útil a nuestro pueblo, al conjunto del pueblo trabajador, consiste hoy en maximizar las posibilidades de construir una democracia digna de tal nombre que arrebate el poder real al poder económico y sus élites políticas cooptadas. Las condiciones objetivas de las que hablaba Marx no debían de ser muy distintas de lo que estamos sufriendo. Las condiciones subjetivas aparecen en el horizonte del 25M. Le debemos a nuestro pueblo aprovecharlas. El paso siguiente necesariamente pasa por la creación de un polo de unidad popular que defienda nuestra soberanía, la democracia, frente a las oligarquías que nos saquean a través de sus títeres locales. Ese polo democrático de unidad popular es lo que teme nuestra oligarquía, es el paso necesario (aunque seguramente no suficiente) para que pasemos por la puerta que se abrió el 25M.

Nada volverá a ser como antes. Quien quiera atarse a recoger las migajas del derrumbe estará firmando su propia demolición. Está en nuestra mano que el cambio sea para bien.

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